El arcoíris de las emociones

Esta semana quiero escribir algo diferente, el tema central son las emociones y los sentimientos. Quiero sembrar una semilla de curiosidad en ustedes, tal vez, con el objetivo de ir tomando conciencia y conociendo nuestro cuerpo emocional. 

Esta es la historia de Delia…

Delia es bastante expresiva, pocas veces puede mentir o engañar a alguien; es transparente, abierta de mente y corazón.  Cuando se despierta con el pie izquierdo, es otra historia, que contaremos en otra ocasión. Delia habla con el rostro, cuando está sorprendida, sus chinos ojos se abren, como pelotas de golf. Cuando está triste, su boca genera una curva que cae hacia abajo y sus ojos desaparecen. Cuando la vez danzar y bailar, sentada, en la silla, probablemente comiendo algún platillo delicioso, ella está feliz. Al comer, ella percibe en su boca un mix de sabores, sensaciones y texturas que mágicamente provocan una serie de emociones… Placer, gozo y diversión. Se pregunta si comer más de esos exquisitos platillos pueden llevarla a prolongar ese estado, es una probabilidad. 

Delia es un ser que viaja y camina por la vida sin tiempo, a veces con poco y a veces con mucho, pausa y acelera. Ella no persigue la zanahoria; disfruta y agradece estando presente, sintiendo, viendo, oliendo, saboreando y muy a menudo se sorprende al encontrar belleza por donde quiera. Delia es humana, a veces tiene malos días, como aquellos de terapia, del invierno pasado. Sus ojos sombríos, perdidos, apagados, reflejaban su alma destrozada. La piel marchita y una sensación de picor en la cara, granos, manchas y cicatrices invisibles, sangrando… se despertaba todas las mañanas con el corazón acelerado, muy inquieta.

Fueron noches de insomnio, desorden y caos. La habitación de Delia permanecía siempre con las cortinas cerradas y su gran departamento, con tres cuartos y tres baños, hacían eco al gran vació que sentía dentro de su corazón. Día tras día, nada mejoraba, logró excavar un hueco, su propia tumba y refugio, profundo, oscuro, frío y seguro. -¿A dónde vas cuando te estás escondiendo de ti misma?- Se preguntaba. Ella no conocía vía de fuga, sabía que a dónde fuese, esa sombra, grande y pesada, la hubiera vuelto a encontrar.

¿Qué sucede cuando empezamos a conocer nuestras emociones?

Nuestras emociones se disparan muchas veces con sensaciones percibidas por lo exterior, en este caso Delia, al comer cosas ricas, siente emociones expansivas. Las emociones se expresan de diferentes maneras, Delia, según el relato, las expresa mucho con su rostro y sus gestos.

¿Qué sucede cuando una emoción es prolongada?

Muchas veces se convierte en un sentimiento. En la parte final del relato podemos notar que Delia se encuentra en un estado de depresión y ansiedad. Probablemente, su actividad mental se encuentra descontrolada, está juzgando sus emociones y no conoce su cuerpo emocional. 

¿Qué sucede cuando dejamos de juzgarnos? ¿Qué sucede cuando empezamos a aceptarnos?

Los invito a investigar más acerca de las emociones y los sentimientos.


Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *